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03/08/2023

Solvencia, liquidez, rentabilidad y viabilidad- ¿es lo mismo?

Hay términos que se manejan habitualmente y que podrían parecer que tienen el mismo significado, sin embargo, son cuestiones muy diferentes. En esta publicación vamos a intentar aclarar estos conceptos. La solvencia financiera se define como la capacidad de una empresa para realizar los pagos y cubrir las deudas, es decir, para hacer frente a […]

Hay términos que se manejan habitualmente y que podrían parecer que tienen el mismo significado, sin embargo, son cuestiones muy diferentes. En esta publicación vamos a intentar aclarar estos conceptos.

La solvencia financiera se define como la capacidad de una empresa para realizar los pagos y cubrir las deudas, es decir, para hacer frente a sus obligaciones financieras a través de sus activos, independientemente de cuando tenga que afrontarlas, tanto a largo como a corto plazo. 

Para poder decir que una empresa es solvente es conveniente que cumpla los siguientes requisitos:

  • Contar con los recursos necesarios para hacer frente a sus deudas en el momento de su vencimiento.
  • Tener la capacidad de mantener esta situación en el tiempo.

El ratio de solvencia se obtiene dividiendo el valor total del activo (activo corriente + activo no corriente) entre el valor total del pasivo (pasivo corriente + pasivo no corriente). Sin embargo, la escala de valores para hacer un estudio más detallado de la situación en la que se encuentra una empresa depende de las características de ésta y su sector. No obstante, se establecen unos índices generales que sirven de guía para poder interpretar los resultados obtenidos mediante este ratio. 

  • Si el ratio de solvencia arroja un valor inferior a 1’5, indicaría que la empresa debería adoptar medidas correctoras por no contar con la suficiente solvencia.
  • Si el ratio de solvencia arroja un valor igual a 1’5, indicaría que la empresa cuenta con los recursos suficientes para hacer frente a las obligaciones, es decir, se encontraría en equilibrio financiero desde esta perspectiva.
  • Si el ratio de solvencia arroja un valor superior a 1’5, la empresa cuenta con mucha solvencia, pero también indica que tiene activos improductivos.

Es un error común confundir la solvencia con la liquidez, ya que ambos conceptos reflejan la capacidad de pago de una empresa. Sin embargo, la liquidez mide la capacidad de pago a corto plazo, es decir, la capacidad de hacer frente a las deudas a corto plazo con el activo corriente o, con otras palabras, de convertir sus activos en efectivo para realizar el pago de deudas con vencimiento inferior a doce meses. Si una empresa cuenta con muchos recursos y bienes, pero no son fácilmente convertibles en efectivo, no tiene liquidez. 

Al estudiar la liquidez debemos tener en cuenta, que a la hora de analizar si se puede hacer frente a las deudas a corto plazo, no es lo mismo tener el dinero en una cuenta corriente esperando los vencimientos de los créditos que tenerlos en existencias o en clientes y deudores, ya que los plazos de realización de estas partidas nos pueden condicionar la capacidad para hacer los pagos y por tanto, dicha capacidad dependería de la facilidad con que pudiéramos convertir las existencias y deudores en dinero efectivo con el que abonar las deudas.

El valor del ratio de liquidez se calcula dividiendo el activo corriente entre el pasivo corriente y el resultado debemos interpretarlo de la siguiente forma:

  • Si el resultado es mayor que uno: La empresa tiene liquidez para hacer frente a los pagos a corto plazo.
  • Si el resultado es menor que uno: La empresa no tiene suficiente liquidez.
  • Si el resultado es Igual a uno: Es un caso poco probable y, en caso de darse, la empresa quedaría sin liquidez al hacer frente a los pagos, por lo que podría verse en una situación comprometida en términos de liquidez. 

Es necesario tener en cuenta que estos valores a veces dependen del sector en que opera la empresa, por lo que siempre debemos comparar los resultados de este ratio con los de su sector, para tener una idea más aproximada de la posición que ocupa. En el sector de los hipermercados y grandes superficies, por ejemplo, es habitual que tengan una liquidez negativa porque cobran a sus clientes al contado y pagan a sus proveedores en plazos muy amplios, soportando dichos déficits con el crecimiento constante que desarrollan.

En resumen, una empresa con liquidez no asegura la solvencia ya que, a pesar de poder hacer frente a sus obligaciones más inmediatas, no garantiza poder hacerlo con las deudas a largo plazo. Por otro lado, una empresa sin liquidez no tiene por qué traducirse en una empresa insolvente si dispone de suficiente activo fijo como garantía para hacer frente a sus obligaciones o, como hemos visto, está en constante crecimiento y cubre dicha falta de liquidez con nueva generación de tesorería. 

Por otro lado, existe cierta tendencia a utilizar indistintamente los conceptos de solvencia y rentabilidad, siendo términos con connotaciones diferentes. Si tras realizar una inversión, una empresa genera beneficios y obtiene ganancias, puede hablarse de una empresa rentable. En términos generales, la rentabilidad es la capacidad de producir beneficios que tiene la organización, teniendo en cuenta los recursos necesarios para obtenerlos.

La rentabilidad empresarial puede medirse desde dos perspectivas: 

  • Rentabilidad económica (ROI): mide la relación entre el beneficio logrado por la empresa antes de intereses e impuestos y el valor del total del activo. Este ratio es sumamente útil para compararlo con el coste de la deuda y así saber si la empresa tiene una rentabilidad mayor o menor que el coste de la deuda que soporta. A veces, esta comparación nos muestra el límite del endeudamiento porque el margen financiero (diferencia entre la rentabilidad económica y el coste de la deuda), debe ser siempre positivo. No se pueden pagar los préstamos con un coste del 8% y que la empresa tenga una rentabilidad económica inferior a este.
  • Rentabilidad financiera (ROE): mide la capacidad de los fondos propios para obtener beneficios, por lo que nos referimos a la relación entre el beneficio neto y el patrimonio neto o recursos propios de la empresa. Este ratio es muy útil para saber cuál es la rentabilidad que obtiene el accionista con el dinero que ha puesto en la compañía y saber si dicha rentabilidad es la requerida para esa inversión pudiéndola comparar con la de otras inversiones que pudiera tener.

Otros conceptos, que pueden ocasionar confusión son los de solvencia y viabilidad.

En primer lugar, podemos definir la viabilidad como la posibilidad de que un proyecto prospere y tenga continuidad en el tiempo, para lo que se debe tener en cuenta los recursos necesarios, los existentes y la capacidad de la empresa para su consecución. 

En términos generales, determinar si un proyecto es viable es analizar los distintos factores que pueden afectar a su evolución y ver en qué medida pueden condicionar el éxito o fracaso de este.

Para su análisis es necesario llevar a cabo un plan de viabilidad, el cual puede realizarse antes de emprender un proyecto o bien si la empresa quiere realizar una inversión, lanzar un nuevo producto o realizar cambios en la organización. 

Según la finalidad que persiga, pueden elaborarse planes de viabilidad para:

  • Creación de un nuevo negocio o actividad.
  • Afrontar una reestructuración empresarial o fase pre-concursal: Tratar de evitar entrar en concurso de acreedores o liquidar el negocio de manera organizada, cuando la empresa se encuentra en situación de iliquidez.
  • En fase concursal, conocer si la empresa concursada se va a liquidar o por el contrario se puede optar por el reflotamiento de la misma.
  • En los procesos de compraventa de compañías, ya sea para obtener financiación como para traspasos o franquicias, resulta de vital importancia conocer al detalle la operación y analizar los puntos a favor y en contra.

Para la elaboración del plan de viabilidad de una idea o negocio hay que atender a una serie de aspectos como son:

  • Idea de negocio/mercado objetivo, para definir la idea de negocio y mercado objetivo. Para ello hay que realizar un estudio de mercado para determinar la viabilidad del proyecto, es decir, es importante saber que necesidades cubre el producto/servicio y el valor añadido que puede aportar a los clientes potenciales, conocer el número de competidores, barreras de entrada existentes, segmento del mercado al que va dirigido, entre otros.
  • Estructura interna, para determinar los recursos y capacidades necesarios así como los disponibles.
  • Estructura financiera, para saber si la empresa cuenta con la financiación necesaria y suficiente.
  • Estructura económica, para ver si la empresa genera beneficios suficientes
  • Estructura patrimonial, para ver si existe equilibrio entre el endeudamiento y las aportaciones de los accionistas.

Desde el punto de vista económico, un proyecto será viable si con los recursos disponibles se puede obtener la rentabilidad necesaria para cubrir los riesgos en los que se incurre. Por otro lado, desde la perspectiva financiera, hablamos de un proyecto viable si existe equilibrio en la composición financiera de la empresa. La solvencia y la liquidez son conceptos esenciales para asegurar la estabilidad y viabilidad financiera, ya que esta implica contar con capacidad suficiente para hacer frente a los pagos a corto y largo plazo, por lo que estas variables se consideran dos indicadores básicos para determinar la viabilidad.

En resumen, solvencia no es sinónimo de viabilidad, pero son conceptos estrechamente relacionados, de manera que, desde el punto de vista financiero, si la empresa cuenta con los recursos suficientes para cubrir las obligaciones contraídas en su actividad en el momento de su vencimiento, será viable. Para que una empresa pueda tener continuidad en el tiempo, es decir, para que resulte viable, es importante analizar el ratio de solvencia, ya que si no puede ser solvente es posible que tenga dificultad para asegurar la supervivencia en un periodo prolongado de tiempo.

Por este motivo se dice que una empresa puede ser:

  • Solvente y viable
  • Solvente e inviable
  • Insolvente y viable
  • Insolvente e inviable

Esperamos que hayas descubierto alguna clave que te ayude.

 

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